Y después de trabajar por toda la tarde y la noche, por fín dejaron de ingresar pacientes a piso, digo, no era eso un gran alivio, pues todavía era necesario vigilar a los pacientes que estaban intubados, atender a las enfermeras que les encanta estar molestando por un simple dolor de cabeza y estar escuchando el maldito elevador que sube y baja, más que descanso parecía que era un castigo a mi débil subconsciente.
Fue entonces cuando te apareciste, después de haber dormido gran parte de la madrugada, con tu cara de satisfacción de haber descansado, mientras yo estaba trabajando. Al final ni me importó, pues es parte de mi trabajo, además de que disfruto de estar revisando a cada uno de los pacientes, es enriquecedor, pues cada paciente, es un diagnóstico nuevo.
- No, si quieres tardate más, al cabo soy tu interno y puedo hacer lo que tú quieras, mientras te quedas dormido, pues si, eso solamente te interesa.
- ¿Por qué me reclamas, se ya habíamos quedado así?
- Ya que importa, buenas noches.
- No me dejes hablando solo.
- ¿Cómo no quieres que me vaya, sí me has decepcionado?
- ¿Te he decepcionado? ¿Pero qué es lo que esperas de mí?
- Nada……-menti.
Pensaba en lo mucho que me gustabas, tu sonrisa que siempre portas lindo y orgulloso, esos ojos tan llenos de vida y de luz, esa voz tan calmada, tan relajante e hipnotozante. Pero también pensé en lo mucho que me habías decepcionado, pues yo esperaba que fueras más trabajador, o de menos que el estar juntos en guardia nos acercará un poco más. Pero en cambio pareció que el estar juntos, nos distanció más. Creo que fui muy obvio, pues los chocolates, dulces, manzanas y peras que te deba, develaban mis verdaderos sentimientos.
- Ya me voy, buenas noches.
Dije de forma tosca, me dirigí al pasillo para tomar las escalares, y en el quinto escalón, sentí el que alguien me tomaba del brazo e impedía que yo bajara aun más. Voltie molesto, para saber quien sujetaba el brazo y eras tú. Tú, con esa cara que me hace soñar noche tras noche, tan linda, tan tranquila, pero esta vez con un dejo de angustia. Pronunciaste mi nombre y continuaste diciendo:
- No te vayas, no me dejes, esta es nuestra última guardia y no he hecho nada en todo este mes, más que darte razones para odiarme. Me confundes y eso me preocupa, pero me da miedo que te vayas.
- ¿Cómo que te confundo?
- Si. – y desviaste la mirada.
Mi corazón empezó a latir fuertemente, tal vez, era lo que tanto estaba esperando en todo este tiempo, que me dijeras que te gustaba, o que en algún momento pensaste en mi, o que no solo fue una triste coincidencia que me dieras todos esos simples, pero lindos regalos.
- Tengo miedo de cambiar mi destino con esta decisión, que termine como jamás había querido. Me gustan las mujeres y Lorena es la chica de mis sueños, - y fue cuando sentí un profundo dolor en mi corazón, - es delgada, alta, linda, inteligente, siempre sonriente y de buen modo. Pero tú…
Me quede mudo y conmigo todo el mundo… Solo resonaba en mi cabeza tu voz diciendo “tú”
- Pero tú, no puedes separarte de mis pensamientos. Tus juegos de mocoso estúpido, tus enojos, tu dulce y amarga forma de ser, tan extremista, muy de buenas o muy de malas, tan dominante y arrogante. Por eso no quería estar contigo, porque tengo miedo de estar a tu lado, pues no quiero que me gustes y no quiero que te enamores de mí. Por eso quería cambiar mis guardias, para no estar contigo, para no verte, para no herirnos. Y por eso, en todo este mes he tratado de alejarme y alejarte. Pero en vez de haber resuelto el problema y de dar una solución solo nos lastimamos más.
- No tienes una idea de lo que es dolor, - afirmé, -dolor es estar esperando a que tú puedas sonreír, y me puedas hacer a mi también feliz, pero a cambio de eso solo me ignoras y ni siquiera me tratas como tu compañero de guardia. Dolor es…
- ¿Qué sabes de dolor? – me interrumpiste, - si ya te decidiste por lo que tú quieres, dolor es la indecisión de no querer hacer algo nuevo que probablemente te haga infeliz, pero te hará amar de nuevo a la vida. Eres un estúpido.
- Ya es suficiente. Adiós.
- No te vayas
Y me abrazaste. En ese momento no podía ya con el peso en mi corazón, en mi cabeza y en mi cansada alma, que estaban hartos de vagar. Y lloré en tus hombros, y el aspirar tu aroma me hizo llorar aun más, pues seguro estaba que un momento como ese, jamás, se iba a repetir.
Tu llorabas y no entendía bien el por qué. Solo escuchaba tu sollozo. Me separaste un poco, lo suficiente para que quedáramos frente a frente. Fue un siglo el que sentí que te veía a los ojos y tú a los míos. Soñé despierto, soñé que te besaba y que jamás me separaría de ti y cuanto te amaría. Sentía que mi corazón salía del pecho y como latía tan fuerte hiriéndome, deseoso que mi sueño se hiciera realidad, pero mi cuerpo no respondió y se quedo inmóvil.
Fue cuando tú comenzaste a acercarte a mí, y tus labios tocaron los míos, convirtiéndose en un beso lleno de emociones, amor, amargura, esperanza, sinceridad, curiosidad y soledad. Qué razón tenía al haber sentido amargura y soledad, pues aunque dulce fue el sabor de tus labios, me quede solo y jamás te volví a ver después de esa noche.
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Hace 8 años
1 viajeros escriben en la bitacora:
Fue cuando tú comenzaste a acercarte a mí, y tus labios tocaron los míos, convirtiéndose en un beso lleno de emociones, amor, amargura, esperanza, sinceridad, curiosidad y soledad. Qué razón tenía al haber sentido amargura y soledad, pues aunque dulce fue el sabor de tus labios, me quede solo y jamás te volví a ver después de esa noche
HERMOSO PENSAMIENTO, SABES NO CREO Q ESTES SOLO. ESTOY CASI SEGURO Q ESA PERSONA AUN PIENSA EN TI ;). AUNQUE NO LA VOLVIERAS A VER.
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